La operación fue facilitada por la Cruz Roja e involucró tanto al ejército como al servicio de seguridad interior israelí, el Shin Bet.

Este suceso es relevante por varias razones.

Para Israel, el retorno de los soldados caídos es una prioridad nacional. Para Hamás, retener los restos de soldados proporciona una palanca en las negociaciones para la liberación de prisioneros palestinos. Esta entrega podría interpretarse como una medida de fomento de la confianza o un movimiento estratégico dentro de un marco de negociación más amplio y no declarado. El hecho se produce en un contexto complejo, en el que simultáneamente se llevan a cabo campañas de vacunación de emergencia y persisten las deficiencias en la entrega de ayuda humanitaria en Gaza.