Este fenómeno, calificado como 'domicidio' y 'urbicidio', parece tener como objetivo hacer imposible el regreso de la población palestina a sus hogares. El concepto de 'urbicidio', la destrucción deliberada de ciudades, es fundamental para comprender la magnitud de la devastación. Un artículo explica que este término ha encontrado su 'terrible significado' en la Franja de Gaza.
El profesor Martin Coward es citado afirmando: 'Atacar las ciudades garantiza que la gente no tenga a donde regresar'.
Esta estrategia se detalla a través de testimonios de soldados israelíes recogidos por la asociación Breaking The Silence, quienes admiten haber recibido órdenes de quemar las casas que ocupaban. La comparación hecha por el periódico israelí Haaretz, que afirma que la proporción de estructuras destruidas en Rafah es mayor que en Hiroshima y Nagasaki, subraya el nivel de destrucción sin precedentes. Otro artículo añade que, desde el alto el fuego, Israel ha destruido más de 1.500 edificios adicionales, lo que los expertos consideran una violación del acuerdo, aunque el ejército israelí lo niega. Un mes después del cese el fuego, los testimonios de mujeres gazatíes hablan de sus hogares reducidos a escombros y de un futuro desolador.
Esta destrucción sistemática no solo crea una crisis humanitaria inmediata, sino que también constituye un obstáculo a largo plazo para cualquier futura paz o reconstrucción.













