En un movimiento controvertido, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intervenido directamente solicitando un indulto para su aliado.
La posición de Benjamín Netanyahu se ve comprometida en múltiples frentes legales. A nivel internacional, su liderazgo durante la ofensiva en Gaza ha motivado la emisión de órdenes de arresto por crímenes de guerra y de lesa humanidad por parte de la Corte Penal Internacional (CPI) y la Fiscalía General de Estambul. Estas acciones representan una seria amenaza a su legitimidad y capacidad de movimiento en el escenario mundial. Simultáneamente, en Israel, Netanyahu enfrenta tres procesos judiciales por corrupción, con cargos de fraude, abuso de confianza y soborno, los cuales él ha calificado repetidamente como una cacería de brujas política.
En este complejo contexto, el presidente Donald Trump ha realizado una intervención sin precedentes, enviando una carta oficial al presidente israelí, Isaac Herzog, para pedirle que "perdone completamente a Benjamin Netanyahu".
En la misiva, Trump describe los procesos como una "persecución política injustificada" y elogia a Netanyahu como un "líder formidable y decisivo durante la guerra". Esta solicitud ha sido interpretada como un gesto de lealtad, pero también como una injerencia en la soberanía judicial de Israel. La ley israelí, sin embargo, estipula que un indulto presidencial solo puede concederse tras una condena firme, lo que aún no ha ocurrido en los casos de Netanyahu.












