La ONU estima que tres cuartas partes de los edificios en la Franja de Gaza han sido destruidos por los bombardeos israelíes, dejando a millones de personas sin hogar. Un ejemplo simbólico de esta destrucción es la antigua casa de Yasser Arafat, antes un museo y símbolo histórico, ahora en ruinas y sirviendo como refugio improvisado para familias desplazadas. La entrada de ayuda humanitaria, parte fundamental del acuerdo de tregua, sigue entrando “a cuenta gotas”, lo que agrava la escasez de alimentos, agua y medicinas.
Además, la población vive con el miedo constante a los artefactos explosivos sin detonar que han quedado esparcidos por el enclave.
La crisis ha obligado a miles de personas a buscar refugio fuera de Gaza. La Ciudad Humanitaria de los Emiratos, por ejemplo, acoge a 3.000 sobrevivientes, de los cuales casi 1.000 son niños. Historias como la de Jan Nasser, una joven de 14 años que perdió ambas piernas en un bombardeo y ahora vive en este refugio, simbolizan la tragedia personal de miles de gazatíes que intentan reconstruir sus vidas lejos de su hogar, a menudo separados de sus familias.













