La comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, ha comenzado a debatir posibles soluciones, pero las posturas son claras y, en algunos casos, excluyentes.
El secretario de Estado de EE.
UU., Marco Rubio, ha sido enfático al declarar que Hamás no tendrá ningún rol en el futuro gobierno del enclave.
Para llenar este vacío, la administración Trump ha propuesto la creación de una “Fuerza Internacional de Estabilización”, un mecanismo que buscaría imponer un nuevo orden de seguridad y facilitar la transición hacia una nueva estructura de gobierno. Sin embargo, la composición, el mandato y la aceptación de dicha fuerza por parte de los actores locales y regionales son cuestiones aún sin resolver, dejando el futuro político de Gaza en un estado de completa indefinición y dependencia de complejas negociaciones diplomáticas.












