Por su parte, Hamás anunció que entregaría los cuerpos de otros dos rehenes, pero los retrasos persistentes son interpretados por Israel como una táctica dilatoria. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, advirtió que Hamás enfrentaría graves consecuencias por “violar el acuerdo para la repatriación de los rehenes muertos”. Este asunto se ha convertido en una poderosa herramienta de presión para Israel, que vincula directamente la seguridad de sus operaciones militares al cumplimiento de este punto específico del acuerdo. La cuestión de los rehenes fallecidos no solo es un tema humanitario de profundo dolor para las familias, sino también una pieza clave en la estrategia política y militar de ambas partes en conflicto.