El primer ministro Netanyahu citó “violaciones directas del acuerdo de paz” como el detonante. Específicamente, Israel acusó a miembros de Hamás de haber disparado contra sus fuerzas en Rafah y de un tiroteo ocurrido en el sur de Gaza. Adicionalmente, un punto crítico de fricción ha sido el incumplimiento en los plazos para la repatriación de los cuerpos de 13 rehenes israelíes. El ministro de Defensa, Israel Katz, advirtió que Hamás “pagará un alto precio” por atacar a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y por “violar el acuerdo para la repatriación de los rehenes muertos”. El gobierno de Netanyahu ha calificado estos retrasos como “violaciones” a la tregua, utilizándolos como justificación para sus nuevas embestidas. Esta postura presenta las acciones militares israelíes como una respuesta obligada ante la falta de compromiso de Hamás, en un esfuerzo por mantener la presión sobre el grupo islamista y validar su ofensiva ante la comunidad internacional.