Las necesidades más apremiantes incluyen suministros médicos, agua potable y la remoción de escombros, que podrían ocultar artefactos explosivos.

La ayuda humanitaria sigue siendo insuficiente.

Aunque el acuerdo de tregua establecía el ingreso de hasta 600 camiones diarios, Israel solo permite el paso de 300. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU confirmó que, si bien transporta un promedio de 560 toneladas de alimentos al día, esta cantidad es “inferior a la magnitud necesaria para aliviar la hambruna”.

La realidad en el terreno es desoladora, como lo describe el periodista local Yousef Salem desde Rafah: “No hay electricidad, no hay agua potable, no hay Gobierno.

Solo ruinas y hambre”.

Esta situación evidencia que el cese al fuego no ha resuelto los problemas de fondo que afectan a la población civil.