Estas acciones son vistas por los palestinos no solo como incumplimientos, sino como una prueba de que Israel no tiene una intención real de avanzar hacia una paz genuina.

Por su parte, Israel también ha cruzado acusaciones contra Hamás.

La suma de estos incidentes alimenta el ciclo de violencia y socava la confianza en los mecanismos diplomáticos, dejando a la población civil atrapada en medio de un acuerdo que no logra garantizar su seguridad y que parece destinado a romperse ante la menor provocación.