La liberación fue un componente central de la primera fase del acuerdo y fue presentada como un gran triunfo diplomático, en gran parte atribuido a la mediación de la administración Trump. Según el analista en Medio Oriente Joseph Hage, este paso fue determinante porque "le quitó a Hamás de la mano la póliza de seguro de vida que estaba usando para presionar a Israel".

Con los rehenes a salvo, el gobierno israelí ya no tendría, según esta perspectiva, "las manos atadas" para futuras acciones militares. El proceso se llevó a cabo con la mediación del Comité Internacional de la Cruz Roja, que recibió a los rehenes y los trasladó a territorio israelí para su evaluación médica y reencuentro familiar. Entre los liberados se encontraban sobrevivientes del festival Nova, soldados y civiles, cuyas historias personales conmovieron a la opinión pública internacional.