Analistas y líderes internacionales coinciden en que la desmilitarización del grupo islamista es una condición fundamental para una paz sostenible.

El analista Joseph Hage afirmó que, tras la liberación de rehenes, Israel “ya no tiene las manos atadas” y ha dejado clara su postura: “Si Hamás no entrega sus armas, el ejército israelí va a entrar otra vez a la ciudad de Gaza y se las va a quitar por la fuerza”. Según Hage, no se puede reconstruir el enclave “con armas en manos de terroristas”.

El plan de paz de 20 puntos impulsado por Trump aborda esta cuestión, estipulando que Gaza será administrada por un “comité tecnocrático” supervisado por una junta internacional y que la Franja será desmilitarizada bajo supervisión internacional.

Sin embargo, persisten las dudas sobre la implementación.

El propio Trump declaró que Hamás seguiría ejerciendo “temporalmente el control armado en Gaza”, añadiendo: “Les hemos dado la aprobación por un tiempo”. Esta aparente contradicción genera incertidumbre sobre cómo se llevará a cabo el desarme y quién garantizará el cumplimiento de Hamás, un grupo que, según Hage, carece de coherencia entre sus anuncios y sus acciones.