Desde la entrada en vigor del cese de hostilidades, convoyes humanitarios comenzaron a ingresar desde Egipto a través de los cruces de Kerem Shalom y Al Awja. Se informó que hasta 400 camiones diarios, cargados con alimentos, suministros médicos, combustible y gas de cocina, estaban autorizados para entrar, en lo que se describió como “la mayor cantidad de ayuda que entra en el enclave palestino desde el principio de la crisis”. Simultáneamente, imágenes de multitudes de palestinos caminando por la calle al-Rashid, cargando sus pertenencias para regresar a Ciudad de Gaza, se convirtieron en un símbolo de la tregua.

Este retorno masivo, sin embargo, se produce en condiciones precarias.

La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) advirtió que más de 300.000 personas han iniciado el regreso sin garantías de seguridad ni servicios básicos, ya que sus hogares, hospitales y escuelas están en ruinas. La población enfrenta el monumental desafío de reconstruir sus vidas en medio de los escombros, con una esperanza frágil y dependiente de la sostenibilidad de la paz.