Su retórica estuvo cargada de autoconfianza, llegando a afirmar: "Soy bueno en eso, soy muy bueno para negociar y hacer acuerdos".

Trump no solo lideró el proceso, sino que también involucró a su círculo más cercano, como su yerno Jared Kushner, en las mediaciones.

Su viaje a la región incluyó reuniones con familiares de los rehenes, un discurso ante el Parlamento israelí y su posterior traslado a Egipto para copresidir la Cumbre de la Paz. El mandatario estadounidense se atribuyó un papel "determinante" y no dudó en declarar que "la guerra (en Gaza) terminó".

Su enfoque personalista y su capacidad para presionar a todas las partes, incluyendo a naciones árabes y musulmanas, fueron cruciales para que Hamás aceptara liberar a los rehenes.