Estas medidas, según el artículo, amenazan con “sepultar cualquier opción de un futuro Estado palestino”.

Por otro lado, una perspectiva radicalmente diferente argumenta que Israel ha logrado importantes victorias estratégicas a nivel regional como resultado de la guerra. Sostiene que el país ha transformado el balance de fuerzas al lograr la expulsión de Hezbolá del control político en Líbano, contribuir al derrocamiento de la dictadura de Al Assad en Siria y avanzar en la degradación del programa nuclear iraní.

Según esta visión, Israel ha consolidado un bloque de países árabes para aislar a Irán, logrando objetivos geopolíticos que eran “impensables hace dos años”. Estas dos narrativas ofrecen una visión dual de la estrategia israelí: una de consolidación de la ocupación y otra de proyección de poder regional.