Israel proyecta una imagen de victoria estratégica en la región, afirmando haber desarticulado militarmente a Hamás y sus aliados. A pesar de respaldar el plan de paz, el gobierno de Netanyahu insiste en que el ejército israelí mantendrá una presencia de seguridad a largo plazo en la mayor parte de Gaza. Según un análisis de Jaime Arango, Israel ha logrado transformar por completo el balance de fuerzas regional, no solo dejando a "Hamás sin existencia militar", sino también destruyendo la fuerza miliciana de Hezbolá en Líbano y contribuyendo a la caída del régimen de Al Assad en Siria. Desde esta perspectiva, la guerra ha permitido a Israel romper el asedio y consolidar un bloque de países árabes contra Irán.
Esta posición de fuerza se refleja en los términos del acuerdo de paz que respalda. Aunque el plan contempla una retirada gradual de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el propio primer ministro Netanyahu ha sido claro al afirmar que el ejército "permanecerá en la mayor parte de la Franja de Gaza". El punto 16 del plan de paz formaliza esta intención, especificando que, tras la retirada, Israel mantendrá un "perímetro de seguridad" hasta que se considere que Gaza ya no representa una amenaza terrorista.
Esta condición, sujeta a la interpretación israelí, garantiza una presencia militar indefinida en la práctica.
En resumenLa postura de Israel revela una estrategia dual: mientras participa activamente en la diplomacia para poner fin a la guerra, se asegura de mantener el control militar sobre Gaza en el futuro previsible. Esto plantea interrogantes fundamentales sobre el nivel de soberanía que tendría un futuro gobierno palestino y la naturaleza de la paz que se busca establecer.