La geografía del territorio también ha sido alterada por corredores militares impuestos por Israel.
Un informe especial al cumplirse dos años del conflicto describe un panorama de "destrucción sin precedentes".
La ofensiva israelí ha convertido en polvo "viviendas, escuelas, hospitales, sitios religiosos, museos y zonas cultivables".
Esta devastación sistemática ha dejado a la mayor parte de la población sin hogar y sin acceso a servicios básicos. Además de la destrucción de edificaciones, la Administración de Netanyahu ha implementado una estrategia de fragmentación territorial. Mediante la creación de corredores militares, ha fraccionado la Franja, alterando su geografía y dificultando la movilidad y la cohesión social de la población palestina. La magnitud del daño es tal que la reconstrucción es un pilar fundamental en las discusiones sobre el futuro de Gaza. El plan de paz propuesto por Trump y Netanyahu dedica varios puntos a la rehabilitación de infraestructuras de agua, electricidad y alcantarillado, así como a la entrada de equipo pesado para la remoción de escombros. Esta necesidad de reconstrucción, implícita en la propuesta de paz, confirma la escala de la devastación que ha sufrido el territorio durante los dos años de guerra.