Entre las víctimas se encuentran numerosos periodistas, quienes denuncian ser objetivos militares mientras intentan documentar el conflicto.

El 7 de octubre de 2025 marcó el segundo aniversario de una ofensiva israelí que ha dejado una estela de muerte sin precedentes. La cifra de más de 66.000 víctimas palestinas refleja la intensidad de los ataques aéreos y terrestres. Dentro de esta tragedia, la situación de los periodistas locales es particularmente grave. La reportera de Al Jazeera, Hind Khoudary, describe su realidad tras más de 700 días de trabajo ininterrumpido: “Me siento exhausta, traumatizada, deprimida”. Su testimonio encapsula el sentir de sus colegas, muchos de los cuales han pagado el precio máximo por su labor. El artículo "Objetivo: matar al periodista" enumera a más de una docena de reporteros, fotógrafos y camarógrafos asesinados en ataques israelíes, como Samer Abu Daqqa de Al Jazeera, muerto por un dron en diciembre de 2023, o Anas Al Sharif, también de Al Jazeera, asesinado en un ataque a la carpa de periodistas en agosto de 2025. Khoudary cuestiona con indignación la justificación de estos ataques: “¿Hasta cuándo vamos a ser objetivos militares?

¿Cómo puede justificarse todo esto?”.

Su determinación, sin embargo, permanece intacta: “Pero sin nosotros nadie sabría qué está pasando aquí”.