Según el analista Irvin Gatell, el grupo está "acorralado" y enfrenta una fractura interna.

Por un lado, un sector vinculado a la Hermandad Musulmana parece inclinado a aceptar el acuerdo, presionado por aliados como Qatar y Turquía que ya habrían pedido la rendición. Por otro lado, la facción más radical, ligada a Irán, rechaza la propuesta al considerarla una capitulación. La exigencia central es clara: la desmilitarización total y el abandono del poder en Gaza. Si Hamás rechaza el acuerdo, el plan establece que Estados Unidos dará "vía libre" a Israel para completar la destrucción del grupo.

Gatell resume la situación de manera contundente: “Hamas inició la guerra, Hamas la perdió, Hamas está acorralado.

Pues obviamente lo que le corresponde en este caso es rendirse”.

El plazo de 72 horas fijado por Trump añade una presión inmensa, eliminando la posibilidad de prolongar las negociaciones. El plan especifica que, si Hamás retrasa o rechaza la oferta, las medidas de reconstrucción y ayuda se implementarán unilateralmente en las zonas de Gaza ya controladas por las fuerzas israelíes, aislando aún más a los remanentes de la organización.