Inmediatamente después de su anuncio, el plan recibió el beneplácito de un número significativo de países, incluyendo a Italia, Francia, Portugal, Países Bajos, Reino Unido y la Unión Europea.

Notablemente, también fue celebrado por importantes actores del mundo árabe e islámico como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Jordania, Qatar y Turquía.

Este amplio apoyo sugiere un consenso internacional sobre la necesidad de una salida negociada.

Sin embargo, la propuesta ha sido duramente criticada desde otras perspectivas. Un análisis publicado en el diario La Jornada la califica de "delirio colonial", argumentando que su único propósito es validar la masacre y normalizar la opresión. Esta visión sostiene que el plan no ofrece garantías reales para la vida de los palestinos ni contempla justicia para las víctimas, sino que perpetúa la narrativa de Israel como víctima. En medio de estas posturas, la Autoridad Nacional Palestina (ANP), liderada por Mahmoud Abbas, ha expresado su "disposición a involucrarse positivamente y constructivamente con Estados Unidos", a pesar de que el plan no garantiza la retirada completa de Israel ni prohíbe futuras anexiones, puntos clave de la ANP. La propuesta fue transmitida a Hamás a través de mediadores de Qatar y Egipto, cuyo papel es fundamental en las negociaciones.