Israel ha sido acusado de utilizar deliberadamente el hambre como método de guerra contra la población civil de Gaza, una práctica estrictamente prohibida por el derecho internacional humanitario. Según un análisis detallado, la estrategia de Israel implica la privación sistemática de recursos alimentarios y el bloqueo de suministros, violando el Artículo 54 del Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra, que establece: “Queda prohibido, como método de guerra, hacer padecer hambre a las personas civiles”. Esto se logra a través de varios medios: bombardeo de tierras agrícolas, depósitos de alimentos e infraestructura de agua; imposición de retenes que cortan las cadenas de suministro comerciales; y la retención deliberada de convoyes de ayuda humanitaria en puntos de acceso como Kerem Shalom.
Las consecuencias para la población son nefastas.
Se describen los efectos fisiológicos de la inanición, incluyendo el daño a órganos internos y un sistema inmunológico debilitado, lo que conduce a un “paulatino agotamiento y deterioro físico y mental, fuertes dolores, gran angustia y lenta agonía hasta la muerte”.
Esto ha forzado a muchas familias a un “éxodo gota a gota” en un intento desesperado por sobrevivir. Se argumenta que esta hambruna inducida no es un subproducto de la guerra, sino una parte calculada de un plan más amplio, sugiriendo que podría ser un componente de un genocidio intencional contra el pueblo palestino.
En resumenEl bloqueo deliberado de alimentos y ayuda, que conduce a una inanición generalizada, se identifica como un componente clave e ilegal de la estrategia militar de Israel en Gaza. Esta táctica inflige un inmenso sufrimiento a la población civil y constituye una grave violación del derecho internacional humanitario.