Un número significativo de países occidentales, incluyendo Francia, Reino Unido, Canadá y Australia, han reconocido oficialmente al Estado de Palestina, marcando un cambio histórico en la diplomacia internacional sobre el conflicto de Oriente Medio. Esta movida diplomática coordinada se presenta como una respuesta a la escalada de violencia y un esfuerzo por preservar la viabilidad de la solución de dos Estados. El discurso del presidente francés, Emmanuel Macron, en la Asamblea General de la ONU fue un momento central, donde afirmó repetidamente: “Ha llegado la hora”. Macron condicionó la apertura de una embajada a la liberación de los 48 rehenes retenidos por Hamás, buscando equilibrar el reconocimiento simbólico con demandas concretas.
El reconocimiento es visto por sus partidarios como un “grito contra el genocidio” y un paso crucial para presionar a Israel.
Sin embargo, Israel y Estados Unidos, bajo la administración Trump, han condenado la medida. Donald Trump la calificó como una “recompensa para Hamás”, mientras que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, argumentó que representa una “victoria para Hamás” y una amenaza para la seguridad de Israel. El reconocimiento ha sido bien recibido por líderes palestinos como Mahmud Abás y el parlamentario Fayez Saqqa, quienes lo consideran un paso tardío pero necesario, enfatizando que debe ser seguido por acciones concretas para detener la guerra.
China también expresó su apoyo, declarando que este creciente reconocimiento “refleja la voluntad internacional”.
En resumenLa ola de reconocimiento por parte de naciones occidentales clave marca un importante punto de inflexión diplomático, aumentando el aislamiento de Israel pero también destacando profundas divisiones con Estados Unidos. Aunque se celebra como una victoria para la diplomacia palestina, su impacto práctico depende de acciones posteriores para hacer cumplir un alto el fuego y poner fin a la ocupación.