Más allá de un conflicto geopolítico, la situación en Palestina es analizada en varios artículos como un espejo que refleja el “colapso moral de Occidente” y el agotamiento de un orden mundial basado en una doble moral. Esta perspectiva argumenta que el genocidio televisado en Gaza ha desmantelado la farsa de los valores universales que las potencias occidentales decían defender. Según este análisis, la complicidad de los gobiernos occidentales con el “exterminio de un pueblo” evidencia que su compromiso con los derechos humanos nunca fue real, sino una “construcción propagandística para consolidar hegemonía”. Palestina, en este sentido, deja de ser un conflicto lejano para convertirse en una “interpelación histórica” que abre una grieta entre la ciudadanía, que se manifiesta masivamente en apoyo a Palestina, y sus élites gobernantes. El artículo “Palestina como espejo” sostiene que lo que se desmorona no es una ética universal, sino el consenso que la sostenía, un relato que legitimaba un orden mundial basado en el “saqueo colonial, el racismo estructural y la supremacía imperialista”.
La “descontrolada barbarie” del régimen de Tel Aviv ha forzado a países como Reino Unido y Canadá a tomar una postura, no por convicción moral, sino por una “enorme y creciente presión social”. El reconocimiento tardío del Estado palestino es visto como una medida asimétrica, considerando que estos mismos países reconocieron a Israel en 1949. Se argumenta que ha sido necesario llegar a más de 60.000 muertos para que estos gobiernos admitan el derecho de los palestinos a un Estado, lo que evidencia la profunda crisis moral. Esta crisis se manifiesta en la disputa interna de Occidente sobre cómo gestionar un orden que se descompone, entre un bloque fascista que apoya el exterminio y una socialdemocracia decadente que ofrece gestos vacíos.
En resumenLa guerra en Gaza es interpretada como un punto de inflexión que expone la hipocresía del orden liberal occidental, revelando que su supuesta superioridad moral era una herramienta de dominación imperialista, ahora en plena crisis de legitimidad.