Netanyahu ha sido explícito en su posición, declarando en un video: "Eso no sucederá.
No se establecerá un Estado palestino al oeste del río Jordán".
Calificó el reconocimiento internacional como un "peligro" para la seguridad de Israel y una "recompensa al terrorismo". En una línea aún más dura, el ministro de Exteriores, Gideon Saar, describió la decisión de los países occidentales como "inmoral", "indignante" y "especialmente repugnante". La retórica israelí argumenta que el reconocimiento de Palestina en el contexto actual legitima a Hamás y debilita la posición de Israel en la región. Esta postura intransigente choca frontalmente con el consenso internacional creciente que ve en la creación de un Estado palestino la única vía para una paz duradera. La firme oposición de Israel a cualquier forma de soberanía palestina profundiza su aislamiento diplomático, incluso frente a sus aliados tradicionales, y representa el principal obstáculo para cualquier avance en un proceso de paz.