Un artículo sostiene que "Palestina se convierte así en el espejo donde se refleja el colapso moral del centro imperialista". Señala una brecha entre la ciudadanía occidental, que se manifiesta masivamente contra el "exterminio de un pueblo", y sus gobiernos, cuya complicidad con la "barbarie" evidencia que su compromiso con los valores universales fue siempre una "construcción propagandística para consolidar hegemonía". Otro análisis traza un paralelismo histórico, sugiriendo que el conflicto actual sigue un patrón de "guerras fabricadas". Compara la justificación de la ofensiva en Gaza tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 con las "operaciones de bandera falsa" que precedieron a las invasiones de Afganistán e Irak. Esta perspectiva recuerda que Israel, en sus inicios, apoyó la creación de Hamás como contrapeso a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), una ironía que resalta la complejidad y la manipulación histórica de los actores en el conflicto. Ambas visiones coinciden en que la violencia televisada en Gaza ha hecho que "la farsa se desmorone", revelando la "violencia fundacional" de un sistema global en crisis.