Su gobierno es señalado por la ONU como el máximo responsable de las atrocidades en Gaza, incluyendo la incitación al genocidio.
Netanyahu ha dejado clara su estrategia en múltiples declaraciones.
Tras su reunión con el secretario de Estado de EE.
UU., Marco Rubio, advirtió que continuará atacando a los líderes de Hamás “dondequiera que estén” y que “Hamás debe ser eliminado”.
Esta postura justifica la intensificación de la ofensiva en Ciudad de Gaza y los ataques extraterritoriales, como el ocurrido en Doha. Además, rechaza de plano la solución de dos Estados, calificando el reconocimiento de un Estado palestino como una “amenaza existencial” para Israel. El informe de la comisión de la ONU lo señala directamente, junto a otros altos funcionarios, por incitación al genocidio. El informe cita sus declaraciones en las que comparó la guerra de Gaza con la orden bíblica de exterminar a Amalek, un pasaje que ordena eliminar a hombres, mujeres y niños. También se mencionan las palabras del exministro de Defensa, Yoav Gallant, quien llamó “animales humanos” a los palestinos, y del presidente Isaac Herzog, quien afirmó que “toda la nación palestina es responsable”. Estas declaraciones son consideradas por la comisión como prueba de la “intención de destruir a los palestinos de Gaza”. La estrategia de Netanyahu, por tanto, no solo se enfoca en el aspecto militar, sino que se sustenta en un discurso que deshumaniza al adversario y que, según la ONU, cumple con los criterios de incitación al crimen más grave del derecho internacional.