Esta estrategia, descrita como un "escolasticidio", buscaría desmantelar la capacidad de la sociedad gazatí para narrar su propia historia y reconstruirse tras el conflicto.

Según el sitio de monitoreo Shireen.ps, Israel ha asesinado a casi 270 periodistas desde octubre de 2023, incluyendo a Anas al-Sharif y Mohammed Qraiqeh.

Israel justifica estas acciones bajo la narrativa de que todo periodista en Gaza es un “terrorista”, una lógica similar a la empleada por el presidente Isaac Herzog, quien afirmó que “toda una nación” en Gaza “es responsable”.

Esta guerra contra el pensamiento no se limita a los individuos, sino que se extiende a la infraestructura.

Un informe de la ONU revela que el 97% de las instalaciones educativas de Gaza han sido afectadas, y el 91% necesita una reconstrucción completa. Esta destrucción deliberada de la capacidad intelectual y educativa se conoce como “escolasticidio”. El objetivo, según los análisis, es doble: por un lado, borrar el logro generacional de una sociedad que ha invertido históricamente en la educación como herramienta de liberación; por otro, silenciar las voces gazatíes que, a pesar del bloqueo mediático, han logrado contrarrestar la propaganda israelí a nivel mundial.

Al eliminar a quienes producen conocimiento y narrativas, Israel buscaría asegurar que la historia del conflicto sea contada únicamente desde su perspectiva.