Funcionarios israelíes han hecho declaraciones que, según los críticos, revelan una intención genocida.

El presidente Isaac Herzog declaró que "toda una nación" en Gaza "es responsable" por no rebelarse contra Hamás. La embajadora israelí en el Reino Unido, Tzipi Hotovely, insinuó que toda Gaza es un objetivo militar válido al afirmar que "todas las escuelas, todas las mezquitas, todas las casas tienen acceso a túneles".

De manera más explícita, el exmiembro de la Knéset, Moshe Feiglin, declaró: "Cada niño, cada bebé en Gaza es un enemigo… ni un solo niño gazatí quedará allí". Esta "crueldad lingüística", argumenta un análisis en The Palestine Chronicle, no es mera retórica, sino que refleja con precisión la acción militar, que ha destruido más del 70% de la infraestructura de Gaza. Organizaciones como Amnistía Internacional han afirmado que el continuo incumplimiento de Israel de las órdenes de la Corte Internacional de Justicia y las consecuencias catastróficas de sus operaciones son "señales inequívocas de su intención de continuar con el genocidio".