Los testimonios recogidos por Amnistía Internacional son desgarradores.

Una anciana con discapacidad relató: "¿Adónde iremos?

Para conseguir transporte hacia el sur hay que pagar casi 4.000 séqueles [1.000 euros], y para comprar una tienda, al menos 3.000 [800 euros]... Ya hemos gastado todos nuestros ahorros para sobrevivir".

Un trabajador sanitario expresó su dilema: "Es como tener que elegir entre dos muertes: morir en un bombardeo o la muerte lenta del desplazamiento".

La infraestructura de Gaza ha sido diezmada, con más del 70% destruida, según Euro-Med Human Rights Monitor. Esta destrucción sistemática, junto con el bloqueo de ayuda y las órdenes de evacuación, son vistas por organizaciones de derechos humanos como una campaña deliberada para provocar la destrucción física de la población.