La oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, asumió la total responsabilidad de la operación, declarando que fue una acción "totalmente independiente" que "Israel la inició, la llevó a cabo, e Israel asume toda la responsabilidad". Este movimiento fue justificado por el gobierno israelí como una respuesta directa a un atentado ocurrido en Jerusalén el día anterior, reivindicado por Hamás, que resultó en la muerte de seis israelíes. La decisión de atacar en el territorio de Catar, un aliado estratégico de Estados Unidos y anfitrión de negociaciones de paz, demuestra, según los análisis, que el primer ministro Netanyahu "pone cada vez menos límites a su guerra por fulminar al movimiento islamista".