Israel ejecutó un ataque aéreo sin precedentes en Doha, la capital de Catar, contra altos mandos del grupo islamista Hamás. Esta operación, denominada "Cumbre de Fuego", representa una escalada significativa en el conflicto al extender las acciones militares a un país mediador clave en la región. El 9 de septiembre de 2025, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), en cooperación con la agencia de seguridad interior Shin Bet, llevaron a cabo un "bombardeo de precisión" contra un complejo residencial en Doha utilizado por miembros de Hamás. Según informes militares, la operación involucró a 15 aviones de combate que dispararon 10 municiones y tenía como objetivo a "miembros de la cúpula" de la organización, a quienes responsabilizan directamente de la "brutal masacre del 7 de octubre" de 2023. Aunque el ataque dejó al menos seis muertos, fuentes de Hamás y reportes posteriores indicaron que ninguno pertenecía al alto liderazgo del grupo.
La oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, asumió la total responsabilidad de la operación, declarando que fue una acción "totalmente independiente" que "Israel la inició, la llevó a cabo, e Israel asume toda la responsabilidad". Este movimiento fue justificado por el gobierno israelí como una respuesta directa a un atentado ocurrido en Jerusalén el día anterior, reivindicado por Hamás, que resultó en la muerte de seis israelíes. La decisión de atacar en el territorio de Catar, un aliado estratégico de Estados Unidos y anfitrión de negociaciones de paz, demuestra, según los análisis, que el primer ministro Netanyahu "pone cada vez menos límites a su guerra por fulminar al movimiento islamista".
En resumenEl ataque en Doha marca un audaz y controvertido giro estratégico de Israel, llevando su ofensiva contra Hamás a territorio extranjero e implicando directamente a un país mediador, lo que altera fundamentalmente el panorama diplomático y militar del conflicto.