Las cifras sobre el sector educativo son aún más alarmantes.
Un informe de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, basado en evaluaciones satelitales, revela que “el 97% de las instalaciones educativas de Gaza se han visto afectadas, y el 91% necesita reparaciones importantes o una reconstrucción completa”. Además, cientos de profesores y miles de estudiantes han muerto.
El análisis publicado en The Palestine Chronicle argumenta que esta destrucción no es un daño colateral, sino un objetivo estratégico.
Históricamente, la sociedad de Gaza ha invertido en la educación como “una herramienta crucial para la liberación y la autodeterminación”. La destrucción sistemática de escuelas y universidades es vista como un intento de desarticular la sociedad, privarla de liderazgo y hacer imposible la reconstrucción futura. Esta estrategia busca eliminar no solo las edificaciones, sino también el capital intelectual y la capacidad de resiliencia de una comunidad que ha visto en el conocimiento un pilar de su identidad y resistencia.