Informes de la ONU y análisis periodísticos detallan cómo corporaciones internacionales y el mercado financiero se benefician de la devastación. El término "genocidio" es utilizado explícitamente por Amnistía Internacional y por la relatora especial de la ONU, Francesca Albanese, quien en su informe ‘De la economía de la ocupación a la economía del genocidio’ expone la participación de grandes empresas en los crímenes de Israel. Según un análisis del portal Misión Verdad, el índice principal de la Bolsa de Tel Aviv escaló un 213% en 21 meses, coincidiendo con la ofensiva.

Albanese afirma que “el genocidio en Gaza no ha cesado porque es lucrativo.

Es rentable para demasiadas personas”.

El informe detalla que al menos 48 empresas, incluyendo gigantes de la tecnología como Microsoft, Amazon e IBM, y de la industria armamentística como Lockheed Martin, tienen contratos ligados a la operación militar.

Estas compañías proveen desde infraestructura tecnológica y sistemas de vigilancia biométrica hasta maquinaria pesada usada para demoler viviendas.

Bancos como BNP Paribas y Barclays también son señalados por suscribir bonos del Tesoro israelí, reforzando su mercado.

Esta perspectiva sugiere que la prolongación del conflicto no solo responde a objetivos políticos, sino también a una red de intereses económicos que se lucran directamente de la ocupación y la guerra.