La situación humanitaria en la Franja de Gaza ha alcanzado niveles catastróficos, con órdenes de desplazamiento masivo que agravan las condiciones de vida de una población ya devastada. Organizaciones de derechos humanos denuncian que estas acciones constituyen crímenes de guerra y apuntan a una intención genocida por parte de Israel. Amnistía Internacional ha calificado la orden de desplazamiento para toda la Ciudad de Gaza como “cruel, ilegal y agrava aún más las condiciones de vida genocidas que Israel está imponiendo a la población palestina”. La organización recogió testimonios desgarradores de civiles atrapados en una espiral de evacuaciones forzadas.
Una anciana con discapacidad relató: “¿Adónde iremos?
Para conseguir transporte hacia el sur hay que pagar casi 4.000 séqueles [1.000 euros]... Es como si cada día la guerra comenzara de nuevo, pero mucho peor, porque estamos totalmente agotados, no tenemos voluntad ni fuerzas para seguir”.
Un trabajador sanitario describió la elección como una entre “dos muertes: morir en un bombardeo o la muerte lenta del desplazamiento”.
Las cifras respaldan la magnitud de la tragedia: el 80% de la población palestina ha sido obligada a desplazarse, el 70% de las viviendas han sido destruidas y el 81% de las tierras agrícolas arrasadas, según informes citados. Esta política de desplazamiento forzado, sumada a la destrucción de infraestructura y el bloqueo de ayuda, es vista por los críticos como una estrategia deliberada para provocar la destrucción física de la población palestina.
En resumenLa crisis humanitaria en Gaza se ha intensificado con órdenes de desplazamiento masivo calificadas de ilegales y crueles por Amnistía Internacional. Con la mayoría de la población desplazada y la infraestructura destruida, los civiles enfrentan un ciclo inhumano de evacuaciones forzadas y condiciones de vida que organizaciones de derechos humanos describen como genocidas.