Esta percepción es compartida por otros actores internacionales.

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, acusó a Europa y Occidente de aplicar un “doble rasero” al comparar la respuesta a la invasión de Ucrania con la situación en Palestina, calificando la ofensiva israelí como uno de los episodios “más oscuros” del siglo XXI. La condena a la erosión de las normas internacionales también se manifestó tras el ataque israelí en Doha. El gobierno de Catar lo calificó como una “flagrante violación de todas las leyes y normas internacionales”.

Estas declaraciones, provenientes de distintas esferas —humanitaria, política y diplomática—, convergen en un diagnóstico alarmante: las reglas que han regido los conflictos armados desde la Segunda Guerra Mundial están siendo ignoradas sistemáticamente, sentando un precedente peligroso que amenaza la estabilidad y el orden mundial.