Entre ellas se encuentran gigantes tecnológicos como Microsoft, Amazon, Google, IBM y Hewlett Packard, que proporcionan infraestructura tecnológica y de vigilancia. También figuran fabricantes de armas como Lockheed Martin y Elbit Systems, y empresas de maquinaria pesada como Volvo, Hyundai y Caterpillar, cuyos equipos son utilizados para destruir viviendas e infraestructura.
Frente a esto, se están tomando medidas de desinversión. El Fondo Noruego de Pensiones, uno de los fondos soberanos más grandes del mundo, retiró sus inversiones de Caterpillar, argumentando que “no hay duda de que los productos Caterpillar están siendo usados para cometer violaciones sistemáticas y extensivas del Derecho Internacional Humanitario”.
Esta decisión se suma a la exclusión de al menos 20 empresas israelíes por motivos similares.
Estas acciones reflejan una creciente presión para que el sector financiero asuma su responsabilidad y deje de invertir en lo que Albanese describe como un “ecosistema que sostiene esta ilegalidad”.