Los informes documentan muertes diarias por bombardeos, ataques directos y desnutrición, evidenciando el altísimo costo humano del conflicto.

Los datos presentados en los artículos, considerados fiables por la ONU, pintan un cuadro desolador del impacto de la ofensiva israelí sobre la población civil. El Ministerio de Salud de Gaza, bajo autoridad de Hamás, reporta al menos 64.300 muertos, mientras que otras fuentes elevan la cifra de asesinados a 63.000, destacando que la mitad de las víctimas son niños y mujeres. Además, se estima que hay más de 200.000 personas heridas o desaparecidas bajo los escombros. La letalidad de los ataques es una constante. Un informe de la Defensa Civil del territorio palestino señaló que 42 personas murieron en un solo día, el viernes, por disparos o bombardeos, la mitad de ellas en la Ciudad de Gaza. Otro artículo menciona específicamente el fallecimiento de seis niños en un ataque nocturno.

Estas cifras se suman a las muertes por desnutrición, que han comenzado a ser reportadas en medio de la hambruna declarada. En contraste, el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, que desencadenó la guerra, provocó la muerte de 1.219 personas en Israel, en su mayoría civiles. La desproporción en el número de víctimas evidencia la naturaleza de la respuesta militar israelí y su devastador efecto sobre la población no combatiente de la Franja de Gaza.