Esta táctica implica un asedio constante y bombardeos sistemáticos que buscan presionar a la población civil para que abandone sus hogares y se desplace hacia el sur del enclave.

La artillería israelí ha golpeado barrios residenciales como Zeitún, donde las tropas han avanzado con incursiones terrestres, rodeando zonas como Al Musallaba y haciendo explotar viviendas con el uso de robots.

Esta escalada militar no solo busca desmantelar la infraestructura de Hamás, sino también hacer insostenible la vida para los civiles, forzando un éxodo masivo.

La estrategia ha sido criticada por organizaciones humanitarias, que advierten sobre las devastadoras consecuencias para una población ya atrapada y con limitadas opciones de refugio seguro. La intensificación de las operaciones en la Ciudad de Gaza es un componente clave de la fase actual del conflicto, con implicaciones directas para la demografía y el futuro del norte de la Franja.