Un controvertido plan para el futuro de Gaza, atribuido a la administración Trump y diseñado por israelíes, ha sido revelado por el diario The Washington Post. La propuesta contempla el desplazamiento de toda la población palestina y la transformación del territorio en un centro turístico y tecnológico bajo control estadounidense durante una década. La propuesta para la Gaza de posguerra, que circula en la administración Trump, plantea una transformación radical del enclave palestino. Según la investigación del Washington Post, el plan prevé un "desplazamiento voluntario" de la totalidad de los habitantes de Gaza. A cambio de sus tierras, los palestinos recibirían un "token digital", en una aparente estrategia de compensación a través de activos digitales. Una vez despoblado, el territorio quedaría bajo el control de Estados Unidos por un periodo de diez años. Durante esta década, el proyecto contempla convertir la Franja de Gaza en un centro turístico y tecnológico, aprovechando su ubicación costera en el Mediterráneo.
Este plan, diseñado por figuras israelíes que han colaborado con Estados Unidos, ha generado una fuerte controversia por sus implicaciones humanitarias y legales.
La idea de un desplazamiento masivo, aunque presentado como voluntario, plantea serias dudas sobre el derecho al retorno del pueblo palestino y su autodeterminación.
La propuesta ignora por completo las resoluciones de las Naciones Unidas y el derecho internacional, que protegen a las poblaciones bajo ocupación. La transformación de Gaza en un enclave turístico y tecnológico sin su población originaria es vista por los críticos como un intento de borrar la identidad palestina del territorio y consolidar un control extranjero sobre una de las zonas más disputadas del mundo.
En resumenUn plan atribuido a la administración Trump, revelado por The Washington Post, propone una solución radical para Gaza: el desplazamiento de toda su población a cambio de 'tokens' digitales. Posteriormente, el territorio sería controlado por EE. UU. durante diez años para convertirlo en un polo turístico y tecnológico, una propuesta que genera profundas críticas por sus implicaciones humanitarias y legales.