La situación en la Franja de Gaza ha alcanzado un punto crítico, donde la falta de acceso a alimentos y suministros básicos está provocando muertes directas por inanición. Según datos del Ministerio de Sanidad de Gaza, desde el inicio de la ofensiva en 2023, un total de 348 personas, de las cuales 127 eran niños, han fallecido por desnutrición. La situación se ha deteriorado drásticamente durante los meses de verano, con un incremento en la mortalidad. Solo en un día de agosto, se reportó la muerte de nueve gazatíes por esta causa, incluyendo tres niños. Esta tragedia es el resultado del bloqueo impuesto por Israel, que restringe severamente la entrada de ayuda humanitaria al enclave palestino. Organizaciones internacionales y gobiernos críticos han denunciado que esta política no solo obstaculiza la asistencia vital, sino que parece constituir una estrategia deliberada para provocar hambruna entre la población. La imagen de palestinos muriendo por hambre, como se menciona en varios reportes, subraya la desesperación de una población atrapada, donde la guerra no solo se libra con bombas, sino también con la privación de los recursos más básicos para la supervivencia. La comunidad internacional sigue con preocupación este drama humanitario, mientras las cifras de víctimas de la hambruna continúan en ascenso.
