El Ejército de Israel continúa su ofensiva en la Franja de Gaza, con bombardeos persistentes sobre la Ciudad de Gaza y otros puntos del enclave que han dejado cerca de un centenar de muertos en los últimos días. Estas acciones militares se intensifican mientras Israel busca expulsar a la población del norte de la Franja. La violencia en la Franja de Gaza ha escalado con una serie de ataques aéreos y terrestres por parte de las fuerzas israelíes que han impactado gravemente a la población civil. Según informes del Ministerio de Sanidad local, solo el domingo 31 de agosto, al menos 98 gazatíes perdieron la vida. Los bombardeos se han concentrado en áreas densamente pobladas como el barrio de Zeitún, en la Ciudad de Gaza, donde las tropas israelíes han realizado incursiones y demolido viviendas. La ofensiva no se limita a objetivos militares, pues se han reportado ataques mortales contra civiles en situaciones de extrema vulnerabilidad.
Un ejemplo trágico fue el bombardeo que abatió a 38 palestinos mientras esperaban un reparto de comida. Los centros de salud, como el Hospital Naser en Jan Yunis, se han visto desbordados, recibiendo un flujo constante de víctimas. En un solo día, este hospital reportó el ingreso de al menos 25 cuerpos. La ofensiva israelí se mantiene con el uso de cazas, artillería y drones, manteniendo un asedio constante sobre la Ciudad de Gaza, declarada “zona de combate” por Tel Aviv. El objetivo declarado de estas operaciones es expulsar a un millón de palestinos del norte del enclave, una estrategia que ha sido ampliamente criticada por sus consecuencias humanitarias. La persistencia de los ataques, que el lunes 1 de septiembre cobraron la vida de al menos 19 personas más, refleja una fase de alta intensidad en un conflicto que sigue sumando víctimas civiles a un ritmo alarmante.
En resumenLa reciente escalada militar de Israel en Gaza ha resultado en un elevado número de víctimas civiles, con bombardeos concentrados en la Ciudad de Gaza y ataques a personas en espera de ayuda humanitaria. La ofensiva, que busca el desplazamiento forzado de la población, mantiene los centros de salud al borde del colapso y agrava la crisis en el enclave.