Desde la OMS hasta Reporteros Sin Fronteras, el consenso es claro: los ataques a instalaciones médicas y a periodistas son inaceptables y deben cesar.

El ataque al Hospital Nasser ha sido un punto de inflexión para la condena internacional. El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, reaccionó enérgicamente, declarando que “los hospitales deben ser lugares seguros” y que su protección es un “principio fundamental del derecho internacional humanitario”.

Organizaciones como Médicos Sin Fronteras, que tienen personal trabajando directamente en el hospital afectado, también han manifestado su alarma.

En el ámbito humanitario, Caritas Internationalis ha ido más allá, denunciando una “hambruna provocada” y calificando la situación no como una guerra, sino como una “aniquilación”. Por su parte, la UNRWA ha alertado que la ayuda que logra ingresar a la Franja es apenas “una gota en un océano” frente a las necesidades de la población. La situación de la prensa también ha movilizado a organismos especializados. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) y Reporteros Sin Fronteras (RSF) han calificado el conflicto como uno de los más mortíferos en la historia para los comunicadores, con más de 180 asesinados según sus registros. RSF ha solicitado a la Corte Penal Internacional que los periodistas palestinos sean considerados víctimas en la investigación sobre posibles crímenes de guerra cometidos por Israel.