Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) reconocieron la autoría, pero insistieron en que su guerra es contra Hamás y no atacan deliberadamente a civiles o periodistas.

Sin embargo, la comunidad internacional ha reaccionado con indignación.

El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, condenó el ataque y recordó que “los hospitales deben ser lugares seguros”, un principio fundamental del derecho internacional humanitario.

Organizaciones como Médicos Sin Fronteras, que trabajan en el Hospital Nasser, también han expresado su alarma por los constantes ataques a instalaciones médicas.

El hospital, con capacidad para 340 camas, albergaba a más de 1.000 pacientes, muchos de ellos atendidos en pasillos, lo que evidencia el colapso del sistema sanitario gazatí y la extrema vulnerabilidad de la población civil en medio del conflicto.