Desde Estados Unidos y el Reino Unido hasta Brasil y Singapur, las autoridades buscan equilibrar la innovación con la estabilidad financiera. En Estados Unidos, el presidente en funciones de la FDIC, Travis Hill, afirmó que la agencia está trabajando en un régimen para la emisión de stablecoins y en directrices para los seguros de depósitos tokenizados. Mientras tanto, en el Reino Unido, el Banco de Inglaterra ha propuesto reglas rigurosas, incluyendo un límite de tenencia de £20,000, y ha lanzado una consulta pública con el objetivo de establecer normas definitivas en 2026. La vicegobernadora del banco, Sarah Breeden, advirtió que reglas más laxas pondrían en riesgo la estabilidad financiera, una visión compartida por el CEO de ClearBank, quien afirmó que el Reino Unido se arriesga a quedarse atrás de EE. UU. y la UE sin una stablecoin de la libra esterlina. Por su parte, la Autoridad Monetaria de Singapur ha advertido que las stablecoins no reguladas plantean un riesgo sistémico y que solo aquellas totalmente respaldadas por reservas calificarán como activos de liquidación. En América Latina, Brasil ha dado un paso importante al clasificar los pagos con stablecoins como operaciones de cambio de divisas, sometiendo a las empresas de criptomonedas a una supervisión similar a la bancaria para reforzar los controles sobre transacciones y proveedores de servicios de activos virtuales (VASP). Estos esfuerzos coordinados a nivel mundial demuestran un consenso emergente sobre la necesidad de regular las stablecoins para integrarlas de forma segura en el sistema financiero global.