En el Reino Unido, el Banco de Inglaterra (BoE) ha estado particularmente activo, lanzando una consulta sobre su propuesta de marco regulatorio, cuyas normas definitivas se esperan para 2026. Una propuesta clave incluye un límite de tenencia de 20.000 libras esterlinas.
La vicegobernadora Sarah Breeden defendió estas reglas estrictas frente a las críticas de la industria, advirtiendo que una regulación más laxa podría poner en peligro la estabilidad financiera.
Además, el BoE se ha comprometido a implementar su régimen de stablecoins "tan rápido como Estados Unidos" para no quedarse atrás. Mientras tanto, en Brasil, el banco central ha finalizado las normas para los Proveedores de Servicios de Activos Virtuales (VASP) y ha dado un paso significativo al clasificar los pagos con stablecoins como operaciones de cambio de divisas. Esta medida somete a las empresas de criptomonedas a una supervisión similar a la bancaria.
El Ministro de Finanzas de Brasil, Fernando Haddad, indicó que estas regulaciones más estrictas también tienen como objetivo atacar el "brazo financiero" del crimen organizado.
Las acciones de ambos países reflejan una tendencia global hacia la creación de entornos regulatorios robustos y específicos para las stablecoins.












