Durante la semana, el oro registró múltiples récords, llegando a cotizar hasta en 4.243 dólares la onza.

Este repunte representa una revalorización de más de 50% en lo que va de 2025, encaminándose a su mejor año desde 1979.

La plata también alcanzó un máximo histórico de 51,70 dólares por onza. El principal catalizador ha sido la renovada guerra comercial, después de que el presidente de EE.

UU., Donald Trump, amenazara con nuevos aranceles a China.

A esto se suma la expectativa de que la Reserva Federal realice recortes de tasas en octubre y diciembre para estimular la economía, lo que reduce el costo de oportunidad de mantener metales preciosos. Analistas de Bank of America y Société Générale proyectan que el oro podría alcanzar los 5.000 dólares por onza hacia 2026.

En este contexto, la correlación entre el oro y Bitcoin ha aumentado, superando el 0,85. Deutsche Bank señaló que el auge en la compra de oro por parte de los bancos centrales, que han llevado sus reservas del metal a su nivel más alto en décadas, podría anticipar la trayectoria de Bitcoin como un futuro activo de reserva. Esta dinámica refuerza la narrativa de Bitcoin como “oro digital 2.0”, como lo denominaron los gemelos Winklevoss, un activo a prueba de inflación en un entorno de devaluación de las monedas fiduciarias.