Este movimiento alcista fue atribuido a una confluencia de factores.

Por un lado, la creciente participación institucional a través de fondos cotizados (ETF) ha facilitado el acceso regulado al activo, atrayendo flujos de capital significativos. Por otro lado, la paralización parcial del gobierno de Estados Unidos y la debilidad del dólar a nivel global llevaron a los inversores a buscar activos de refugio alternativos, posicionando a Bitcoin junto al oro. Analistas de CryptoMKT describieron este momento como la consolidación de Bitcoin como el "oro 2.0", destacando su escasez programada como un factor clave en su valoración.

A pesar del entusiasmo, el mercado demostró su volatilidad inherente.

Tras alcanzar su pico, Bitcoin experimentó una corrección, cayendo por debajo de los 120.000 dólares en algunos momentos, lo que generó advertencias de analistas sobre la posibilidad de una caída del 10 %. Este comportamiento subraya que, aunque la tendencia a largo plazo es percibida como alcista, con proyecciones que apuntan a los 150.000 dólares, los inversores deben prepararse para correcciones y consolidaciones en el corto plazo.