Esta aversión al riesgo se trasladó rápidamente al mercado de criptomonedas, donde Bitcoin cayó brevemente por debajo de los 112.000 dólares, llegando incluso a tocar los 105.000 dólares en algunas plataformas. La reacción del mercado provocó una cascada de liquidaciones de posiciones apalancadas. Distintos informes cifran estas pérdidas entre 8.000 y 19.31 mil millones de dólares, afectando a más de 1.42 millones de operadores.

Analistas del sector, como Cory Klippsten, CEO de Swan Bitcoin, calificaron el evento como un "clásico latigazo macroeconómico", evidenciando que el optimismo del mercado era frágil. Otros expertos, como Steve Sosnick de Interactive Brokers, lo describieron como una "sacudida arancelaria" que demostró la complacencia de los inversores frente a los riesgos geopolíticos. La correlación del movimiento de las criptomonedas con los mercados tradicionales en este episodio demuestra su progresiva integración en el sistema financiero global y su vulnerabilidad a decisiones políticas de alto nivel que afectan la confianza de los inversionistas.