Este hito consolida su posición como un activo de referencia en el panorama financiero global y atrae una atención sin precedentes tanto de inversores minoristas como institucionales. El notable repunte de Bitcoin está impulsado por una confluencia de factores macroeconómicos y de mercado. Varios analistas atribuyen la subida a la creciente incertidumbre en los mercados tradicionales, exacerbada por el cierre parcial del gobierno de Estados Unidos.
Este escenario ha posicionado a Bitcoin como un activo de refugio, fortaleciendo su narrativa como “oro digital” u “Oro 2.0”.
La búsqueda de alternativas al dólar estadounidense, que muestra signos de debilidad, ha canalizado flujos de capital significativos hacia la criptomoneda. Otro motor clave ha sido la entrada masiva de capital a través de los fondos cotizados en bolsa (ETF) de Bitcoin, que registraron flujos récord, interpretados como una clara señal de la creciente confianza institucional. Datos on-chain complementan este panorama, mostrando una disminución de la oferta de BTC disponible en los exchanges, lo que sugiere una fase de acumulación agresiva por parte de los inversores a largo plazo.
Glassnode señaló que este comportamiento no refleja un “exceso especulativo”, sino una demanda estructuralmente fuerte.
Analistas como los de Bitfinex consideran que los “vientos de cola” para el cuarto trimestre son robustos, con proyecciones que apuntan a objetivos de precios de hasta USD 150.000 antes de fin de año.













