Este evento es visto como una advertencia para otras empresas que cotizan en bolsa y que están considerando o ya han adoptado estrategias de tesorería con criptomonedas. Demuestra que, si bien tales anuncios pueden generar un enorme interés por parte de los inversores, también pueden desencadenar un escrutinio regulatorio inmediato, especialmente si van acompañados de una volatilidad extrema que sugiera una posible manipulación del mercado.

La situación ha sido descrita como un problema inherente a las finanzas tradicionales (TradFi) que se manifiesta en el emergente espacio cripto.