América Latina está experimentando una notable aceleración en la adopción de criptomonedas, impulsada por la necesidad de soluciones financieras alternativas frente a la inestabilidad económica y la exclusión bancaria. Casos como el de Venezuela, donde los desembolsos gubernamentales se están realizando en la stablecoin USDT, y Brasil, con la aparición de grandes tesorerías corporativas de Bitcoin, demuestran una maduración del mercado regional. En Venezuela, la escasez de dólares ha llevado a un cambio pragmático hacia el uso de USDT para liquidar pagos, superando en volumen a las transacciones en dólares físicos durante septiembre. Este fenómeno evidencia cómo las stablecoins se están convirtiendo en una herramienta crucial para la operatividad económica en entornos de alta inflación y controles cambiarios.
Por su parte, Brasil se está consolidando como un centro de adopción institucional.
La firma OranjeBTC ha adquirido 3.650 BTC, posicionándose como la mayor tenedora de Bitcoin en una tesorería corporativa de la región. Este movimiento, junto con la estrategia de Nubank de reforzar su equipo de criptoactivos con talento de Coinbase, subraya el creciente interés de las empresas locales por integrar los activos digitales en sus operaciones. En Colombia, el crecimiento de usuarios en plataformas como Binance, que ya permite depósitos directos vía PSE desde cualquier cuenta bancaria, refleja una demanda creciente por parte de los ciudadanos. El gerente de Binance en el país, Daniel Acosta, destacó que la región es su segundo mercado de mayor crecimiento. Sin embargo, este auge también conlleva riesgos, como el aumento de estafas piramidales, lo que resalta la necesidad urgente de una mayor educación financiera y una regulación clara para proteger a los usuarios.
En resumenLa adopción de criptomonedas en América Latina avanza con fuerza, evidenciada por el uso de USDT en Venezuela y la acumulación de Bitcoin en tesorerías de empresas brasileñas. Este crecimiento, que transforma la inversión y el ahorro, también enfrenta desafíos como el fraude, lo que subraya la importancia de la educación y la regulación en la región.