Strategy, por ejemplo, recientemente aumentó su reserva a 10.900 BTC tras una compra de 850 BTC. De manera similar, Strive ha realizado adquisiciones estratégicas, como la de Semler Scientific y True North, con el objetivo explícito de construir y expandir su tesorería de Bitcoin. Esta estrategia no se limita a empresas tecnológicas; Flora Growth Corp., una compañía del sector del cannabis, anunció su renombramiento como 0G, una firma de tesorería de criptomonedas, tras asegurar un financiamiento de 401 millones de dólares. El movimiento refleja una convicción en el potencial a largo plazo de los activos digitales como una reserva de valor superior a las monedas fiduciarias tradicionales. Michael Saylor, una de las figuras más prominentes de esta tendencia, ha sugerido que a medida que el interés institucional aumente, la volatilidad de Bitcoin disminuirá, volviéndolo un activo más "aburrido" y estable, lo cual es precisamente lo que atrae a las grandes instituciones. Analistas como Pedro Gutiérrez, de LACNet, señalan que esta es una "gran oportunidad" para las empresas de América Latina, que pueden aprovechar las tesorerías de criptomonedas para protegerse de la devaluación de las monedas locales y acceder a un sistema financiero global. Aunque la estrategia no está exenta de riesgos, como lo demostraron las pérdidas en las acciones de algunas de estas compañías durante jornadas volátiles, la tendencia general apunta a una mayor aceptación de Bitcoin en los balances corporativos.